En esa época la iglesia católica tenia demasiada incumbencia con la ciencia. Consideraba que la ciencia era una manifestación de arrogancia ante Dios. Por lo tanto no pretendía entremeterse con los asuntos divinos. Durante el Renacimiento se comenzó a destruir el muro de prejuicios hacia la ciencia, pero de cualquier forma en el siglo XV se opuso al desarrollo de la nueva civilización. Nuevamente los científicos fueron castigados por haber traspasados los límites de las Sagradas Escrituras. En la Biblia encontramos este texto: "El cuenta el número de las estrellas, a todas ellas llama por su nombre” en el salmo 147:4, por lo tanto la iglesia no quería que los astrónomos y filósofos intervinieran en ese momento.
También hay otras referencias al respecto. Por ejemplo, en Francia hay un peligroso ambiente intelectual y político. Es cuando surge el astrólogo Simón de Fares (1440-1499), ganándose la envidia de los eclesiásticos que asistían al Arzobispo de Lyon, éstos lo encarcelaron sin juicio previo. Se cree que fue el primer astrólogo víctima de la intolerancia religioso, durante ese periodo.
Pero en Italia, durante la confusión política y el poder de algunas familias como los Medici, permiten la presencia de científicos, intelectuales e investigadores, gozando de su protección frente a los eclesiásticos.
En España durante este periodo, su preocupación era la persecución de judíos y musulmanes, avanzando la ciencia, gracias a la intervención y protección del Emperador Carlos V, pero a su muerte y ser sucedido de Felipe II, siendo éste fanático y atado a la iglesia, retiro dicha protección. Considerando la política en nuestro tema, la última constelación puesta por Hevelius en el año 1690 fue la constelación del Escudo, que se refiere al escudo de Juan Sobieski, rey de Polonia.
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